Y para celebrar este día tan especial para el gremio teatral y el mundo, compartimos con todos ustedes esta reflexión:
PERSONAL - PROFESIONAL, UN HILO TRANSPARENTE.
Es grato recibir una lección de
la vida, aun cuando está a la vez produce displacer porque trae consigo la
amarga decepción de la verdad, término que se usa muchas veces para disfrazar
los deseos reprimidos de ofender y agredir, pero que más allá de la hipocresía
ella se superpone y aclara las tinieblas cuando osamos enfrentarla. Hacer
teatro es un hecho que diariamente te hace chocar contra la dura verdad y permite descubrir los secretos más profundos
que yace en cada ser humano, que a través de frases y franquezas esconden las verdaderas razones que nos mueven
día a día, hasta qué punto nuestras convicciones profesionales no son también
las personales, es común escuchar decir “no se debe llevar al plano personal”
es que el dedicar toda tu energía y esfuerzo a una meta no es personal, que
separa el plano personal del profesional, cuando la motivación intrínseca de
cada proyecto, cada entrega encierra un asunto personal, o cuando Caamaño Deño,
movilizo a un pueblo para pronunciarse en contra de la invasión yankee no tuvo
de fondo un motivo personal, toda acción encierra el súper objetivo de
beneficiarnos a nosotros mismos, aun cuando ese beneficio también incluya a
otros, pero es más fácil creer que somos dos personas en una y que actúan de
forma independiente para que una parte sea egoísta y la otra sea totalmente
desprendida, cuando somos las dos cosas a la vez, y fragmentamos nuestra
personalidad para no sentirnos culpables y ser felizmente un profesional y no nos damos cuenta de que estamos de este
modo complejizando lo que queremos simplificar, cuando para lograr esto la
única forma es sincerándonos con nuestra verdad que siempre nos acompaña, y no acomplejarnos por cómo somos en
realidad, malos y buenos a la vez, dependientes e independientes a la vez,
profesionales y personales a la vez,
porque una no quita a la otra, más bien la refuerza pero es más fácil
creer en la verdad de otro y no en la
propia aun cuando esta definitivamente nos hace libres.
DEFINITIVAMENTE, HACER TEATRO ES UN ASUNTO PERSONAL.
